Una tarántula sobre dos ruedas

Casi once años después de que James Dean perdiera el control de su Porche Spyder 550, apodado “The little bastard”, otro joven que conmovía por su trabajo artístico estuvo también al borde de la muerte. La pequeña frontera que cruza entre lo vivo y lo muerto fue cruzada por un segundo por Bob Dylan al lomo de una preciosa Triumph 500. Esta motocicleta británica, como la que llevara Marlon Brando en ¡Salvaje! (1953) o Steve McQueen en La gran evasión (1963), se convertía así en parte de la mitología del Rock n’ Roll.

Dylan había comenzado su carrera en 1962 con la publicación de su primer álbum y cuando para 1965 publicara Like a Rolling Stone –una de las mejores canciones de todos los tiempos- ya estaba convertido en una estrella del mundo de la música gracias a sus ritmos cercanos al folk y al country pero sobre todo gracias sus letras. Sus canciones eran capaces de describir el modo de vida norteamericano, el verdadero y alejado de los clichés. Dylan era capaz de establecer un diálogo entre su música y el oyente que se firmaba con un pacto: su público se sentaba a escuchar y Dylan les contaría historias reales.

Con la publicación de The Lonesome Death of Hattie Carroll en su tercer disco allá por 1964, Dylan denunciaba los problemas raciales y de clase que se sucedían por toda Norteamérica. Hattie Carroll, camarera negra del Estado de Maryland, era madre de 11 hijos y trabajaba en el Emerson Hotel de Baltimore. La noche del 9 de Febrero de 1963 tuvo la mala suerte de cruzarse en sus quehaceres laborales con William Devereux Zantzinger, empresario del tabaco de 23 años de edad y que, completamente bebido, portaba un bastón con él. Billy no tuvo mejor idea que pasarse por el hotel a seguir bebiendo y tras insultar a Hattie exigió que le sirviera un whiskey. Impaciente por lo que según él era una tardanza injustificable en el servicio, Billy apremió a la camarera a bastonazos por todo el cuerpo mientras la llamaba “estúpida puta negra”. Horas más tarde, Hattie, aquejada de una hemorragia cerebral ocasionada por los golpes del bastón de Billy, moría en el hospital de Baltimore. En un principio Zantzinger fue acusado de asesinato pero tras alegar que estaba completamente bebido, la sentencia se redujo a asalto y por tanto su condena no pasó de los 6 meses. Un precio que su mujer consideraba muy alto pues “nadie trata a sus negros como lo hace Billy”, decía.

La canción de Dylan es capaz de arrastrarnos a esos momentos. De ponernos en la cansada piel de Hattie tras una jornada de trabajo. Del miedo de encontrarnos con Zantzinger. Pero también juzga al oyente. Juzga el sistema de valores que le cobijan y le dicen que ya es demasiado tarde para ponerse a llorar. Por este tipo de respuestas ante el camino por que el giraba la sociedad norteamericana, Dylan era considerado no sólo un excelente músico sino también un reputado poeta urbano, una persona con dotes para la creación literaria.

En 1965 la editorial Macmillan encargó a Bob Dylan la elaboración de una novela. El salto del músico al campo de la literatura estaba preparado cuando el 29 de Julio de 1966 los frenos de esa Triumph 500 no funcionaron debidamente y Dylan se fractura diversas vértebras en una carretera cercana a su casa de Woodstock, en el Estado de Nueva York. El accidente supuso un parón en la producción de la novela. Si bien ya estaba escrita, la editorial tenía ya preparadas una serie de pre-ediciones que irían destinadas a los críticos literarios y periodistas de todo el país con la comercial idea de alimentar la expectación periodística ante el probable lanzamiento de la novela en otoño de ese año.

El accidente supuso que Dylan decidiera suspender absolutamente todo los proyectos en los que andaba inmerso –musicales, literarios e incluso televisivos- para asegurarse una correcta recuperación. El parón fue de tal calibre que la editorial tuvo que buscar distintas ubicaciones para esas pre-ediciones, esperando que el autor estuviera disponible para salir de gira por el país a promocionar la novela. Sin embargo, en una de esas reubicaciones, la editorial Macmillan dejó escapar las pre-ediciones de su poder y la novela comenzó a ser distribuida bajo cuerda. Innumerables copias de esas ediciones para periodistas comenzaron a popularizarse entre los cientos de miles de seguidores de Dylan, convirtiendo la novela en una lectura obligada y fácil de conseguir y paralizando aún más el proyecto.

Tarántula, que así se llamaba la novela de Dylan, era un escrito de diálogo interior del artista muy a la moda beat del momento. Algo completamente ilegible e inentendible que chocaba con la calidad de Dylan como poeta urbano y crítico de su tiempo. Esto, junto al hecho de que Dylan estuviera seriamente agobiado por la cantidad de trabajo acumulado que tenía y las dificultades para saberse expresar en otros medios que no fueran los musicales, permitió que se abrieran las conjeturas sobre la veracidad del accidente.

Varios periodistas investigaron y encontraron que no había habido ninguna ambulancia solicitada en la fecha del accidente para la zona señalada. Al tiempo, no había ningún ingreso en el hospital ni, por supuesto, ningún parte médico salvo el proporcionado por el propio Dylan a la prensa. Las especulaciones, que aún hoy continúan, versan sobre la posibilidad de que un Dylan sobrepasado por el volumen de su trabajo y abrumado por la mala calidad de su novela, fingiera un grave accidente de tráfico para ocultarse durante un tiempo y comenzar casi desde cero.

Finalmente la novela vio la luz en 1971 –en castellano hay una edición de Global Rhythm de verano de 2007-, pero sin la promoción del autor y con la conciencia por parte de la editorial de que el éxito comercial de la misma estaba más que descartado.

Un accidente, un mito, que no hizo sino colocar un aura de misterio y prestigio a la ya conocida motocicleta británica que hoy día ha vuelto a sembrar nuestras calles de romanticismo.

[Foto en formato grande en barcelona situacionista]

Comentarios

Canichu, el espía del bar ha dicho que…
este post me ha gustado mucho. Más que nada porque tiene más calidad que algunos artículos de rock de revistas profesionales. Enhorabuena.
Muchas gracias canichu, ahora que estoy buscando empleo quizás me plante ante las revistas de rock ;) Supongo que habrá salido así porque me acabo de terminar Alta fidelidad, de Nick Hornby. ¡A ver si lo destripo!

Abrazos.
pcbcarp ha dicho que…
Este postio me va a venir que ni pintado para callar la boca con citas eruditas (tuyas) a mis contertulios que dicen que mi gusto musical se centra en Concha Piquer. ;)
pcbcarp, ten cuidado que se empieza citando a un situacionista y se acaba fuera aún de los peores antros. Si lo sabré yo...

Un saludo muy fuerte.