Escrito y dibujado por el canadiense Guy Delisle, el cómic versa sobre su estancia en la capital de Corea del Norte, Pyongyang, para la realización de una serie de dibujos animados. Nosotros, que pensábamos que sólo Los Simpsons se hacían en Asia, o que al menos todas las producciones se irían a montar en China, nos sorprendimos al ver que Corea del Norte les está quitando el trabajo de chinos a los chinos. Debe de ser que la paciencia asiática para realizar los más aburridos dibujos de los, valga la redundancia, dibujos animados se muestra como una habilidad sumamente útil y por eso hasta los franceses se van allá a terminar sus series de animación. Por eso y, claro, porque los regímenes comunistas, cuando se abren, son un terreno tremendamente generoso para con los capitalistas. No hay que hacer año de barbecho, oigan. Sólo ir allí, mandar algún experto y en un plazo determinado de tiempo tienes tus dibujos. Maravillas de la globalización: arroz para los niños coreanos y dibujitos a la hora del desayuno para los niños franceses. Y quien dice arroz dice misiles tierra-aire o ISBM´s.
Diatribas políticas aparte, Delisle marcha a Corea del Norte a trabajar y ya antes de su entrada en el país recibe una serie de instrucciones para mitigar el choque cultural que lógicamente hay entre un extranjero capitalista y un norcoreano de a pié. Contándonos cómo se integra con sus intérpretes, que no lo abandonan en todo momento, Delisle nos muestra la vida del extranjero en Corea del Norte con una ventaja enorme respecto a los escasos reportajes de televisión –Jon Sistiaga dixit-. Esta ventaja no es otra que Delisle no necesita cámara. Ni siquiera necesita recordar muy bien las cosas. Sino que con un poco de lápiz carbón y una hoja de papel él es capaz de hacernos ver la absurda incoherencia del pensamiento oficial norcoreano, la presión política que hay entre sus habitantes –que no ciudadanos- o la pomposidad de unos líderes políticos inalcanzables para sus súbditos, endiosados e inasequibles al desaliento. Porque Delise nos cuenta las interminables estadísticas sobre la actividad de los dos líderes norcoreanos Kim Il Sung y su hijo Kim Jong Il, capaces de lograr proezas inhumanas como el haber escrito cientos, qué digo cientos, miles de libros fundamentales para el desarrollo de la civilización sólo en su estancia en la Universidad. Lo que supone un record, ya que ninguno de los dos fue a la Universidad.
Los continuos choques culturales de Delisle por la capital norcoreana nos harán reírnos mucho. El personaje pictórico, más bien regordete y con cara de pillo, nos caerá bien en cualquier momento. Daría igual esto último, pero cuando alguien te está contando un secreto como es la vida en Corea del Norte siempre resultará agradable que te lo cuente un tipo simpático y amigable en lugar de un intelectual casposo –podría parecer que hablamos otra vez de Prada, pero no-. El cómic está dibujado en blanco y negro y agradablemente editado por Astiberri, con unas hojas un tanto gruesas que dan mayor empaque y gusto al placer de leerlo –eva, que sepas que huele bien-.
Los personajes, occidentales y norcoreanos, destacan por sus expresiones faciales y los divertidos juegos que Delise propone en varios momentos del libro encajan perfectamente con la historia –más abajo encontrarán uno en inglés.
Obviamente y como todos sabemos, la vida en Corea del Norte nos recuerda más al 1984 de Orwell que a Nosotros de Zamiatin, pero eso no es inconveniente para que aún así nos sorprendamos ante el paroxismo y la locura de las mentes autocomplacientes del sistema político norcoreano. Como bien dice el personaje de Delisle, llega un momento en que todo occidental desea hacer la misma pregunta a su guía oficial: ¿Pero todo esto que me estás contando te lo crees de verdad? Pareciera imposible que nadie se diera cuenta de lo catastrófico de vivir en un país como ese, de lo absurdo de su política, y sin embargo, dice Delisle, uno administra sus brotes de sublevación al comprender el sistema de represión. No te queda más remedio, o crees o crees. Y si no haber elegido muerte.
En definitiva un cómic muy recomendable. Es un muy buen libro de viaje, un relato de la vida política de Corea del Norte –que no abundan- con un interminable sentido del humor y que, como se lee rápido, se lo leerán más de una vez. De alguna manera hay que amortizar los 18€ que vale ¿no?
Comentarios
Este parece una buena forma de empezar, aunque creo que antes pasaré por Maus. Ya te contaré.
¡Qué grande es Mafalda, y Quino en general!
Yo terminé hace poco un gran cómic (o novela gráfica), "Contrato con Dios" de Will Eisner. A tí, Situacionista, te gustaría mucho. El único pero es que es un poco caro.
Saludos.
Sin embargo, siempre es bueno dejarse guiar por las recomendaciones de quien presidirá en el futuro las Naciones Unidas. Que se prepare Eisner para ser destripado.
Aún con esas lo tengo en mis recuerdos cada vez que me acerco a ver qué hay de nuevo en la tienda de la esquina. Lo mismo un día me lío la manta a la cabeza y...