Esta iba a ser una entrada sobre la visita papal a Turquía. Íbamos a hablar de las actividades políticas de
Hoy, en cambio, me he demostrado estar decidido a usurpar el Internet –y el pc- de otros sin contemplaciones. Y todo para hacer de esta entrada una reivindicación de los de mi quinta. No, no se piensen Uds. que voy a hablar de
También vamos a hablar de aquellos quienes, resignados o sin resignar en el trabajo que les dan en lugar de en el que quieren, se ven incapaces de llegar a fin de mes –no como
Hay quien dijo que las Guerras Civiles llegan cuando la gente no tiene qué comer, pues yo digo que los problemas sociales llegan cuando la gente no tiene cómo pagarse el hogar al que todos tenemos derecho. Cuando los trabajos ofrecidos son siempre inferiores a la cualificación, cuando la remuneración roza el insulto y cuando protestar en la oficina significa que no renovar el mes que viene o que la obra y el servicio “lamentablemente” ha terminado sin previo aviso. O al menos los problemas deberían llegar.
Es momento de recuperar a algunos clásicos. Y aquí no nos queda más que resucitar a Sid Vicious y sus Sex Pistols –y si no resucita habrá que inventarlo de nuevo-, sentirse parte de una Generación humillada por los que se humillaron primero pensando que así serían mejores que sus padres. Sentirse parte de un mundo donde, como los Sex decían, No hay futuro para ti. Tomar partido –y no me refiero a escribir blogs, votar a un partido de izquierda, meterse en una ONG o criticar en la sobremesa-, tomar partido para coger lo que es nuestro. Cerrarles las puertas a aquellos que quieren que pasemos por gateras. Colgarles el teléfono y cambiar las mentalidades de todos nosotros. Olvidar lo poco que hay que perder y centrarnos en todo lo que hay que ganar. Cerrar el chiringuito y decir “ahora vendréis al nuestro”. Mandarles a la mierda cuando vengan con los ajustes de plantilla, la fidelización con la empresa, los estudios de master, los voluntariados previos, la falta de experiencia, las tres virtudes y los tres defectos. Es hora de tomar lo que es nuestro y recuperar la dignidad que nunca perdimos nosotros como generación, pero que nos la quieren secuestrar.
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