¡Maldita Ciencia Ficción!

El androide se disponía a hacer de sus vísceras carne picada. Era tarde para salvar el planeta y su galaxia quedaba demasiado lejos para esperar un rescate milagroso. El sudor frío caía de las frentes del sargento Flannagan y el cabo Jimmy. Las misiones suicidas nunca admiten tipos de interés variable. Encadenados a la mesa, aún quedaba una última oportunidad de salvar su pellejo.

- Jimmy, ¿alcanza mi bolsillo con su mano izquierda?

- Creo que sí, sargento Flannagan, espere que intente…

El cabo Jimmy alargó la mano y estiró todos los dedos hasta que rozó algo dentro del bolsillo de sargento Flannagan.

- Mi sargento, ¿es una pistola láser?

- Sí, Jimmy, y si la alcanzas aún podremos mandar a este androide donde reinan las microondas.

Poco a poco, la pistola láser que el sargento Flannagan guardaba en su bolsillo se removía hasta terminar por hacerse accesible al cabo Jimmy.

- Ya llego, Señor, … un poco más… ¡por fin!

- ¡Dispara, Jimmy, dispara!

- Señor, su pistola está descargada.

- ¡Maldita sea, Jimmy, ya nos ha vuelto a suceder!

- ¿El qué sargento?

- ¿Pues qué va a ser? ¡Estamos atrapados en otro subgénero, estamos atrapados en la Ciencia Ficción! Y seguro que estamos en una novela de serie B.

- Flannagan, no toda la ciencia ficción ha de ser literatura barata. A pesar de la factoría de novelas sin sentido, hay novelistas de ciencia ficción que bien merecen estar en cualquier manual de literatura.

El hombre en el castillo, de Philip K. Dick.

Me lo habían vendido como el padre de la ciencia ficción, autor del famosísimo ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, más conocido como Blade Runner por culpa de su pésima adaptación cinematográfica. Sí, he dicho pésima, pues si un director, (Ridley Scott) no termina por sentirse cómodo con la película hasta más de 10 años después, es que la película es mala. El caso es que El hombre en el castillo está considerada su mejor novela por casi todo el que conoce de este circuito de Ciencia Ficción. Y llamo al género con mayúsculas porque P.K. Dick lo convierte en algo importante.

Cuando acabé de leerlo no me gustó nada. La verdad es que esperaba otra cosa y la decepción fue grande. Sin embargo, de decir que no me gustó pasé, poco a poco, a desengranar toda la novela a través de otras lecturas que nada tienen que ver con ella, algunas de ellas comentadas aquí o en Destripando Terrones. Esa es la señal de que estuvimos ante un buen libro, que trascienda a sus propias páginas, a su propia narración, y haga a sus lectores un poco más avezados para la siguiente novela. Pasa con P.K Dick y pasa con los grandes.

La historia nos lleva a un momento histórico donde la Segunda Guerra Mundial termina por ser ganada por los otros. El bando japonés se hace con el control de Asia y la costa Este de EE.UU. mientras que el ejército nazi termina por invadir la costa Oeste norteamericana y por controlar con mano de hierro el continente europeo. El delirio nazi es tremendo y en su proceso de dominación mundial a terminado por desecar el Mediterráneo para cultivar la comida de Europa y por masacrar África entera –entiéndase a los africanos y a las africanas- con tanto experimento científico. Nos situamos en varias historias, todas centradas en los EE.UU., o lo que queda de ellos, en particular en la zona dominada por el Imperio japonés y en la única región del país no gobernada por uno u otro bando, la región central de EE.UU.

Sin embargo, como ocurre tantas veces, el argumento deja de ser importante y el protagonismo comienza a derivar hacia las discusiones filosóficas que P.K. Dick mantiene entre los personajes. Amén de una crítica hacia lo japonés, que mal entendida podríamos tildarla de racismo, el autor nos propone cuestionarnos la validez del arte en un mundo dominado por la fabricación en serie, la esencia política de nuestros sistemas occidentales o el principio mismo de revolución que promueven algunos antisistemas. Realmente fascinante ver cómo todo esto se deja descubrir con el trasfondo de una trama casi irrelevante en muchos casos. Como uno de los protagonistas principales, de la trama y de la discusión filosófica, tenemos el antiguo arte milenario del I-Ching o Libro de las mutaciones. Éste es un método de la cultura china para predecir el futuro mediante números y versículos que el que se preste a ello ha de saber interpretar. Inapreciable aportación de P.K. Dick a un libro donde todo parece regirse por la voluntad del péndulo.

- ¿Grandes clásicos de la literatura, Jimmy? No me vengas con esas. Ese tal P.K. Dick no le llegará ni a la altura de los zapatos a otros como Bradbury o Asimov.

- Flannagan, cada uno tiene su lugar y en el Universo de la Ciencia Ficción hay lugar para todos ellos. Incluido algunos de los escritores más prolíficos y fantásticos que existió jamás. Aunque Orwell aborreciera sus obras.

La máquina del tiempo y otros relatos, de Herbert George Wells.

Confieso que con este libro tengo un problema. Es ver una edición nueva de La máquina del tiempo y querer comprármela. Supongo que si algo tengo que coleccionar en esta vida serán ediciones de esta novela de ciencia ficción que tanto me gustó cuando la leí. La razón por la que tengo ya varias ediciones de este libro es sencillamente que un mal librero me vendió, cuando apenas yo contaba con 14 años, una edición pseudo infantil jurándome que no se podía pedir otra porque el libro estaba descatalogadísimo. Obviamente era mentira, pero la venganza llegó en forma de crisis económica y hoy yo tengo ediciones bonitas de este libro y él ahora vende blusas de mujer y no libros. Justicia Universal, donde Universal de Universo, no se crean.

La máquina del tiempo cuenta la historia de un científico británico que no se sabe bien cómo logra inventar una máquina con la que desplazarse en el espacio-tiempo. La explicación de tan extraña invención es la de haber descubierto en el tiempo una nueva dimensión, es decir, un nuevo plano por el que poder desplazarse. Así, el autor del invento puede desplazarse a distintas épocas dentro del mismo espacio y comprobar las bondades o maldades de los otros tiempos. Wells escribe la novela como una crítica hacia el sistema capitalista pues el protagonista llega a un mundo futuro donde los morlocks con sencillos monstruos que viven en las profundidades y que, obviamente, descienden del proletariado. En la superficie terrestre habitan seres de estupidez e inocencia absoluta, que no se enteran de aquello en que consiste la vida. Son los capitalistas. El relato, la verdad, no va más allá, y sus aspiraciones son sólo la de crear una novela del llamado género distópico. Ha sido fuertemente criticado por simple por distintos autores. Desde un Orwell al que quizás el miedo a que se descubriera que 1984 era un plagio descarado de Nosotros del ruso Zamiatin obligó a lanzarse a por Wells, hasta por un Auster que en La noche del oráculo pone a su protagonista -enfermo, para variar- un ejemplar de la novela en un intento desesperado por buscar dinero adaptándolo al cine. De cualquier manera, me parece una muy interesante novelilla de ciencia ficción escrita por un más que interesante autor del género –recuérdese La guerra de los mundos- que además era un erudito de sus días

La edición de bolsillo que el pasado verano sacó Valdemar contenía otros cuentos de este autor británico. Me habían hablado muy bien de El país de los ciegos y he de decir que no decepciona. La fábula moralista, en la que Wells se especializa, tiene elementos muy interesantes para el análisis de la manera en que percibimos el mundo. Me gustó mucho El Imperio de las hormigas, un relato de aventuras en la selva amazónica, de carácter típicamente colonial británico, en donde los funcionarios de la Reina se encuentran con unas hormigas inteligentes. Y me parecieron fantásticos La puerta del muro, por su narración correcta y su ímpetu por la persecución de los sueños propios, y el relato El juicio final, una manera de relatar el mismo que verdaderamente daría miedo a cualquier banquero. Por lo demás aún no he disparado a ningún presidente de gobierno, así que esténse tranquilos porque es un vicio que no hace daño a nadie. Aunque pendiente tengo Historia de Plattner

- La máquina del tiempo… pues yo he visto una película que se llamaba igual, Jimmy.

- Sí, fue una malísima adaptación que hicieron hace poco. Donde la crítica social cambiaba por el típico amor entre dos jóvenes. Wells estaría revolviéndose en su tumba.

- Hay otra película, Jimmy, que seguro recuerdas: La Naranja Mecánica.

- Sí, claro Flannagan.

- Pues deberías saber que estaba basada en una novela de Anthony Burgess, también del género de Ciencia Ficción, el cual odiaba con todas sus fuerzas la adaptación de Kubrick porque decía que no contenía la idea que él pretendía transmitir con su novela: la inutilidad de la violencia.

La Naranja Mecánica, de Anthony Burgess

Cuando Anthony Burgess se sentó a escribir esta novela pensaba que sólo le quedaban unos meses de vida. Le habían diagnosticado un tumor cerebral inoperable y decidió dejar su trabajo para ponerse a hacer algo que aún no había hecho: escribir novelas. Pensaba en dejarle a su mujer en herencia los derechos de autor de todo lo escrito y por eso se sentó y produjo como nunca. Cinco novelas y media después de haber empezado, el diagnóstico no terminó por materializarse y lo escrito estaba dispuesto para publicarse.

De todos esos trabajos, lo que más repercusión tuvo fue esa media novela escrita: La naranja mecánica. Estaba basada en la violación de su mujer por parte de cuatro soldados norteamericanos en el Londres de la Guerra Mundial. Quizás por eso la escena donde mejor literatura tenemos presente es en la de la violación y la paliza propiciada a un matrimonio.

Como bien apuntaba nuestro amigo Jimmy, la adaptación de Kubrick no satisfizo a Burgess por estar basada en la edición norteamericana de la obra. Y es que el editor norteamericano había decidido retirar el último capítulo por encontrarlo fuera de lugar. A pesar de las protestas del autor, quien defendía que sin ese capítulo la obra estaba efectivamente coja, la versión norteamericana se popularizó sin el final planeado. Kubrick no podía sino adaptar la versión más popular. Mientras, en Europa, el capítulo 21 sí vio la luz. La diferencia entre las dos novelas, con y sin el 21, es sencillamente el mensaje de Burgess, pues es en ese capítulo donde la evolución mental de Alex, el protagonista, termina por contarnos que la violencia gratuita no conduce a nada y donde el joven pasa a dedicarse a otras cosas.

Entendida o no de esta manera, La naranja mecánica ha pasado a convertirse en un clásico del siglo XX, máxime cuando parece continuar la gran serie de libros de literatura utópica/distópica al hablar de un mundo donde la violencia domina las vidas de los ciudadanos. Donde la violencia es ejercida desde dentro de la ciudadanía así como desde el mismo Estado.

No obstante, diremos que la lectura se vuelve complicada y, sobretodo al principio, hay que tener cierta fuerza de voluntad para decidirse a continuar. Culpa de esto, además de un estilo algo remilgadillo, la tiene la ocurrencia de Burgess de dar al habla de los jóvenes una vuelta de tuerca. Se introducen unas cuantas palabras eslavas –dicen que también del castellano antiguo- y se obtiene el nasdat o jerga juvenil en la que está narrada la inmensa mayoría de la novela. Sin embargo el hecho de que encontremos el nasdat como un impedimento al comenzar terminará siendo de gran ayuda al permitirnos meter nuestra cabeza en una visión determinada del mundo. Cada lengua es una representación escrita o hablada del mundo que nos rodea, una manera de interpretarlo, y el nasdat nos proporciona la visión perfecta de un mundo lleno de violencia.

La edición manejada ha sido la versión de bolsillo de Minotauro, ya desaparecida por ese vicio que tiene Planeta de sacar todo en su basura de Booket. Una pena por lo bien que Minotauro trataba a los lectores de presupuestos reducidos. Ahora sale una edición normal a precio grande que, imagino, también traerá el prólogo de Burgess que tiene la mía –prescindible en parte- y el glosario nasdat-castellano. No sean drugos y pasen de leerlo, utilicen la vieja táctica de lectura del inglés: si no reconozco la palabra, sigo y ya daré con su significado por el contexto. En la Ciencia Ficción hay cosas que nunca se entienden.

Comentarios

eva ha dicho que…
He estado echando de menos a Jimmy y a Flannagan, demonios, cómo quieres que los buscara en las novelas de ciencia ficción!
Reverendo Pohr ha dicho que…
Tres obras impresionantes que, no sé si por desgracia, he conocido directamente del cine, con los pros y los contras que eso supone.

Difiero contigo sobre Blade Runner. Los problemas existenciales de Scott no me impiden considerarla una pelicula de las mejores películas de ciencia ficción de la historia. La aportación de Vangelis tiene su parte de culpa. Eso no quita que la obra de K.Dick (autor de "minority report, no?) sea otro inmenso "clásico"

De la Maquina del Tiempo he visto varias versiones y la idea me siguen gustando en todas ellas (a pesar de sus notables diferencias). La relación entre los eloi (que procede de una palabra hebrea que significa "señor") y morloc (=dios babilónico, creo) tiene un trasfondo más filosófico (algo hegeliano), que va más allá de lo estrictamente económico. El pasado no puede cambiarse en virtud de la relación causa-efecto que sustenta el presente, pero el futuro sí. Ahora bien, ambas "clases" o razas han creado un círculo simbiótico y se necesitan mútuamente. Eliminar a una tendría efectos catastróficos también sobre la otra.

De la Naranja Mecánica solo he visto la película de Kubrick. Es una pena que se quedara sin la explicativa parte final.

Greetings
eva, Flannagan y Jimmy pueden estar por todas partes, no hay que despistarse.

reverendo pohr, la verdad es que, aunque no conozco la versión cinematográfica de El hombre en el castillo y de hecho la desconozco, me animo a decir que las versiones noveladas son mucho mejor que las de cine.

Tienes razón al buscar otras interpretaciones más filosóficas que pseudoanticapitalistas en La máquina del tiempo. Por mi parte he preferido destacar lo que de utopía negativa o distopía tiene la novela.

Respecto a Blade Runner, me consta que la película es un mito dentro del género, pero no podemos olvidar que cinematográficamente hablando es un desatino. Además de Scott, tampoco Harrison Ford soporta oir hablar de ella. ¿Que inauguró muchas cosas clásicas dentro del género? Sí, es cierto. Pero deja mucho que desear. Aún así, respeto tu opinión y me alegro de discrepar. Que no todo van a ser rosas para los cerdos (Vonnegut dixit).

Muchas gracias a los dos por el interés.
Anónimo ha dicho que…
Casi no te reconozco comentando ciencia-ficción. Buena selección introductoria, pero ya te dije que el mejor de P.K. Dick es Ubik (aunque este también es de los mejores).
Sobre Blade Runner no voy a comentar nada porque es una de mis pelis favoritas (En eso tampoco coincidimos).
Lo único que hay que reporcharte es que no hagas referencia a la peli de "El Tiempo en sus Manos" de 1960, muy buena adaptación del libro de Wells, o incluso una más vagamente relacionada que es "Time After Time" , aquí le dieron el grandioso título de "los pasajeros del tiempo", pero también altamente recomendable.

Saludos.
Mycroft ha dicho que…
Blade Runner es una novelita bastante mediocre: La película de Scott no es que sea un poco mejor, es que es mucho mejor. Una auténtica obra maestra.
Personalmente destacaría Tiempo de marte o Tiempo desarticulado. Ubik esta bien, pero Amenábar la fusiló...
Anónimo ha dicho que…
Situacionista, al final conseguirás que sea un adicto a tu blog... Claro que las entradas son de libros pero como hablas de pelis y yo tengo cierta facilidad para abrir la bocaza... pues tenemos este resultado.
Por cierto, cómo puedes dudar de mí, ya leí hace tiempo tu reseña de Zamiatin, como siempre muy acertada, aunque Orwell sí me parece muy recomendable.
Sobre lo de escribir, ya sea un blog o cualquier cosa es algo que llevo barruntando desde hace bastante tiempo, pero tengo un problema con algo que llaman disciplina... Mientras tanto seguiré dando la murga por aquí
Kilgore, no dudo de tí... pero así hago publicidad del gran Zamiatin, que es uno de los grandes en esto de la Literatura Distópica. Ya sabes "zamiatin" en el buscador del blog jeje. Orwell no está mal, pero me gusta más como periodista que como novelista. Es igual que tú, como analista de libros no tienes precio. Ahora que tu talento como inventor aún está por demostrar. Yo insisto, anímate que seguro que nos conquistas. Cualquier día te hago un tutorial.

mycroft, la novela no la conozco, pero la película es bastante tediosa. Comprendo que se convirtiera en un mito cinematográfico por inaugurar algunos de los lugares comunes del género de CCFF, pero de ahí a que la resalten como lo que no es...

Un saludo a los dos.
josefao492 ha dicho que…
Lo siento, Reverendo Pohr, pero no puedo considerar “Blade Runner” una obra maestra,
sí un clásico, pero no una obra maestra. La razón fue que yo eché de menos, a la hora de adaptar del libro al cine, el humor, la sátira, las narraciones propias de una novela de detectives y las coincidencias con el western (Deckard recibía dinero cada vez que retiraba un andrillo), el tipo de escenas de acción que narraba Dick (que eran más elegantes comparadas con las que se rodó para el film de Scott, que, en ocasiones, me pareció sórdida), y también me gustó el tono dramático de la historia. Sigo pensando que, aunque algunos androides pretendían poner a unos humanos en contra de otros (Luba Luft con Deckard y Phil Resch), algunos de ellos sí eran buenos, pero otros como Roy Baty estaban como una cabra.

Preferiría considerar “Blade Runner” un clásico, porque logró transmitir el mismo mensaje que el libro de Dick, pero NO una obra maestra, porque el único que sí había llegado a terminar de leer el libro no fue Ridley Scott (que se hizo un lío con el argumento y se estancó en la página 32), sino David Webb Peoples. A él le debo que incluyera las características de los Nexus-6 y el test de empatía Voigt-Kampf a Rachael en el film. Pero aparte de eso, por desgracia, no dejaron nada del argumento de la novela en la que se basaba. Yo perdonaría que dejasen fuera al personaje de Wilbur Mercer, porque haría demasiado fantástica la película para algunos, pero no habría estado mal que incluyeran como secundario a Phil Resch.

Coincido contigo, el_situacionista, en que el film inaguró la visión de un futuro deprimente, oscuro, sucio y con clima roto, además de la duda de qué es lo real y lo falso. Pero argumentalmente me pareció desaprovechado, me habría gustado ver más intervenciones de Rachael en la historia, además de ver a otros 2 replicantes involucrados en ella y tratando de matar a Rick Deckard.
josefao492 ha dicho que…
Mycroft, eso mismo pensaba yo cuando terminé de leer el libro. Pero la segunda vez que lo leí, me dí cuenta de algunos aspectos que no había cogido antes:

1º.- Cuando el Amigo Búster se metía con Mercer, y John F. Isidore se enfadaba por aquello, noté que, indirectamente, Philip K. Dick pretendía pronosticar el dominio de la radio-basura y la tele-basura entre los programas que escuchaba y veía la gente. Y digo tele-basura y radio-basura porque crea una falsa unión entre las personas mediante la burla hacia cosas que no deberían provocar risa, por ejemplo, reírse de la religión que existía en el futuro que narra el autor, en vez de reírse de otros temas realmente interesantes. Es decir, burlarse del trabajo político del gobierno de los USA y del excesivo poder de las corporaciones.

2º.- La poca importancia que le prestan los altos mandos de las corporaciones a la seguridad ciudadana, a la vida y a la gente. Eldon Rosen, el presidente de la Rosen Association, sabía que los Nexus-6 eran un pelígro para la humanidad. Pero en vez de crear una barrera más visible entre sus androides y el ser humano para hacer desaparecer dicho peligro, Eldon manda a Rachael a ver a Deckard con la intención de que ella conozca cuáles son los errores y defectos que tienen los Nexus-6, y lograr así corregirlos cuando fabriquen los Nexus-7.

3º.- Las corporaciones tampoco tendrán escrúpulos a la hora de aprovecharse de las creencias más profundas y espirituales de la gente, creando, mediante el uso de las tecnologías, religiones que aporten algo en la vida de las personas que no lo encuentran cotidianamente, pero que, sinceramente, no les aportaba nada real.

4º.- El Mercerismo era un fraude y una auténtica estafa, porque no solucionó el problema que planteaba corregir: Los humanos no eran capaces de darse cuenta de los sentimientos que tendrían en un determinado momento con la gente que te podías encontrar en la vida real, ni de describirlos.

¡Y no digo nada más para no destripar la historia para todo aquel que no haya leído la novela “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” de Philip K. Dick!
La novela es bastante buena, pero después de leer el apartado de esta web dedicada a “El hombre en el castillo”, estoy empezando a pensar que hay obras de Dick que son más ingeniosas y mejores.

De todas formas, no te quiero agobiar, Mycroft. En algunas webs americanas de fans de Philip K. Dick, más de un fan se mostró nunca estar convencido de la novela que inspiró “Blade Runner”. Por lo visto “¿Sueñan los androides…?” pertenece a la etapa creativa más floja de su autor.

Pero volvamos una vez más a la película, el_situacionista: Ridley Scott pretendía reinterpretar el libro. Como dije antes, el director de “Alien, el octavo pasajero”, se hizo la picha un lío (perdón por la expresión). Encontró un número alrededor de 17 líneas argumentales y se quedó estancado en la página 32 de la novela.

Aquí está la entrevista donde Scott confiesa esto (lo siento, está en inglés):
http://www.wired.com/entertainment/hollywood/magazine/15-10/ff_bladerunner?currentPage=all

Ridley Scott detestaba la versión de los productores de “Blade Runner” porque él quería demostrar, al final de la película, que Rick Deckard era un REPLICANTE de la pandilla que lideraba Roy Batty (en el libro era con una sola “t”, qué curioso), y, por lo tanto, Rick era otro de los villanos del film.

Por eso, Harrison Ford nunca habló bien de “Blade Runner”, porque él acepto interpretar a Deckard como el bueno de la película, como el personaje con quien el público tiene que sentirse identificado, y también como HUMANO. ¡Sí, señores, en un principio, Rick Deckard iba a ser humano, y eso fue lo que le dijo Ridley Scott a Ford cuando iban a empezar el rodaje! Pero parece ser que Scott cambió de opinión después, y quiso incluir una sorpresa al final de la historia respecto a la auténtica naturaleza del protagonista.

Lo curioso es que Deckard sí era HUMANO en la obra que Philip K. escribió.

Harrison desmiente, en una entrevista que concedió a la revista CINEMANÍA para el mes de Marzo de 2007, página 93, lo siguiente respecto al porqué no se entendió muy bien con Rutgert Hauer: “No es que nos pelearamos, es que nunca llegué a conocerle”.

Enhorabuena por el blog, me gusta mucho. Leeré los libros que recomiendas. Gracias
josegao492, tu profundo análisis me deja sin palabras. Sólo te diré que si bien El Hombre en el Castillo pasó por mis manos en primer lugar, no fue más que por la casualidad del momento. La mejor obra, dicen, de P.K. Dick es Ubik (que afortunadamente está en bolsillo). Me la recomendó un tarado que se hace llamar Kilgore Trout y que suele acertar con consejos tales como Estamos en este mundo para hacer el ganso, que nadie te diga lo contrario.

Un placer recibirte.
josefao492 ha dicho que…
Se me olvidó escribir otro extracto de la misma entrevista. Le preguntan:

¿Y qué opina de una película mítica como Blade Runner?

Harrison Ford responde:

Lo primero que se me viene a la cabeza cuando veo Blade Runner no son las 50 noches de rodaje bajo la lluvia, sino la voz en off. Tuve que grabar seis versiones distintas después de que Warner Bros echara a Ridley Scott del proyecto por pasarse de presupuesto. Me vi obligado a seguir trabajando para esos payasos que escribían un guión infumable tras otro. Desde el principio, cuando nos sentamos en mi casa a comentar el guión, dije: “Interpreto a un detective que no investiga nada. Vamos a poner parte de lo que está en la voz en off directamente en pantalla, que se vea”.

De todas formas, pienso comprar la novela “Blade Runner 2: El límite de lo humano” de K. W. Jeter, porque el argumento de aquella novela es una continuación de la película y no del libro de Dick, y precisamente en “Blade Runner 2” aparece lo mejor de la historia mediante la aparición de sorpresas inesperadas. También pienso dar dinero por ella porque Jeter fue amigo de Dick, y quiso adaptar la filosofía de la historia de la película de Scott a la filosofía del autor de “El hombre en el castillo”.

A propósito de la lista, creo que empezaré por “La naranja mecánica” de Anthony Burgess, porque mi madre nunca estuvo contento con la adaptación que hizo Kubrick al cine. De hecho, ahora que sé, gracias a ti, Situacionista, el mensaje que Burgess quiso transmitir en el capítulo 21, mensaje que yo sí quiero apoyar, y no el de la película que, según sus seguidores, sí apoyaba que es bueno tener violencia.

Cada vez creo que a Kubrick JAMÁS se le dio bien hacer adaptaciones literarias al cine.

Muchas gracias, Situacionista.
josefao492 ha dicho que…
Se me olvidaba, hay dos webs que me han ayudado a comprender mejor "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", pero que no nombraron que Dick pronosticaría la tele-basura y radio-basura, ni que las corporaciones harían negocio aprovechándose de las creencias espirituales y profundas de la gente. Éstas son:

http://labacapop.blogspot.com/2007/11/suean-los-androides-con-ovejas.html

http://humanidadsupina.blogspot.com/2007/07/porqu-blade-runner-es-una-puta-mierda.html

Sólo es aconsejable visitar el segundo enlace una vez que hayas finalizado el libro, porque encontrareis spoilers de éste.
josefao492 ha dicho que…
Precisamente me compré la edición Booket de "La naranja mecánica". Yo también pienso que Anthony Burgess no debería haber escrito ese prólogo, porque puede resultar menos divertido enterarse del auténtico mensaje de la novela antes de descubrirlo en el último capítulo. Lo que no entiendo es porqué Burgess puso en duda si era conveniente el capítulo 21 dentro de su libro, ya que, según él, un autor no juzga su obra de forma objetiva. Algunos artistas funcionan así. Pero otros, como es el caso de Paul Verhoeven o de Steven Spielberg, es todo lo contrario. Al menos, estos dos directores tienen humildad en reconocer en qué acertaron y se equivocaron a la hora de hacer sus películas. Tampoco entiendo porque, en ocasiones, Anthony menospreciaba “La naranja mecánica” por insistir tanto, según él, en la importancia de la elección moral, si yo, después de leerla, puedo asegurar que no insistió tanto.

Sólo me queda decir que, lo siento por los seguidores de la filmografía de Stanley Kubrick, pero la adaptación al cine de la novela fue una auténtica cala (sí, listillos, es lenguaje nadsat). Pocas cosas que pienso desmitificar:

1º.- La vieja de los gatos nunca tuvo una estatua con forma de pene.

2º.- Las niñas, que en el film eran adolescentes, pero que, en la obra, eran niñas menores de diez años, nunca sorbieron helados con forma de pene… eran simplemente helados corrientes.

3º.- El aparato que mantenía abiertos los ojos a Álex, durante la proyección de las películas violentas, en la novela, permitía dejar los párpados medio cerrados. En el film, el actor que interpretó a Álex siempre tuvo los ojos completamente abiertos por culpa del cachivache que construyeron para el rodaje, haciendo más desagradable esa escena… mientras que en el argumento de Burgess lo horripilante residía en las películas que el protagonista veía para someterse al tratamiento.

No digo nada más porque prefiero que la gente lea “La naranja mecánica” real, la de los 21 capítulos. Lo curioso es que, según la introducción, la versión de los 20 capítulos también llegó a España y a Gran Bretaña.

Según Burgess, él tenía varias razones para detestar la película, pero sólo dio una razón, porque por culpa de Kubrick, la gente más tarde leyó el libro. Desde entonces, el autor recibió cartas de estudiantes que pretendían hacer una tesis sobre la novela, o peticiones de dramaturgos japoneses para convertirla en una obra de teatro noh.

Señores, lo que dice el_situacionista respecto lo que sucede en el capítulo 21 es verdad. Yo lo he leído, y debo decir que, aunque parezca mentira, es el capítulo que más me ha gustado. En mi vida me había reído tanto. En este final es cuando se dejó claro lo idiota que había estado siendo Álex (y que yo estaba empezando a intuir desde el final de la parte 2).

También pienso hacerle un favor a Anthony Burgess: Voy a leerme también “Trémula intención”, “Poderes terrenales” y algún otro de sus libros, porque no quiero recordarle sólo por una obra.

Me da vergüenza lo que hizo el editor que publicó la novela en Estados Unidos... y encima era británico, como el autor. Además de los problemas de las nacionalidades (véase la introducción), la intención de eliminar el último capítulo era tratar de vender una novela promocionando la violencia, ofendiendo a toda clase de creencias, y, para colmo, decir que así es como los humanos podemos llegar a ser más chulos que nadie. Por mi experiencia en la vida, yo creo no sólo en el mensaje del capítulo 21, sino también en el que dice Burgess en la página xi de la introducción.

Situacionista, muchas gracias por recomendarme el libro. Me ha gustado mucho. Reconozco que la primera parte y el capítulo 4 de la segunda parte (el 11 de la novela) fueron sórdidos. Pero el resto se puede leer a gusto y sin problemas.

Aviso a los visitantes del blog: Como dijo Situacionista, no tengáis miedo por el complicado lenguaje nadsat y haced lo mismo que él hizo cuando hizo su lectura. Es extraño que Syd Vicious, el cantante del grupo Sex Pistols, odiase leer, pero tuvo agallas para terminar de leer, entre otros libros, “La naranja mecánica”. Con lo cual, empiezo a pensar mal de esos que se negaron a terminar el libro por miedo a ese extraño lenguaje, como dijo Burgess.

Pronto me leeré los otros libros que recomiendas, Situacionista. Y muchas gracias.
josefao492 ha dicho que…
Una pregunta que se me olvidó hacerte: ¿Cuál era la diferencia entre la edición de bolsillo y la de Booket? ¿Por qué consideras basura ésta última?
¡Qué decirte Josefao492! Nada más que gracias por tu análisis. Sin duda, lo bueno de los blogs es que uno escribe lo que le pasa por la cabeza y luego vienen los demás a aportar diferentes puntos de vista e incluso análisis certeros como los tuyos.

Respecto a tu última pregunta te diré. La edición de Bolsillo que tengo yo es de la editorial Minotauro. Esta empresa editaba los libros de bolsillo con sumo cuidado y hacía de ellos una obra de coleccionista. Aún hoy podrás encontrar alguna edición de ellos en tu librería. Sin embargo, tras la compra de Minotauro por la gigante Planeta -al parecer le salía más barato comprar la editorial que pagar el traspaso de los derechos de El Señor de los Anillos- las nuevas ediciones de bolsillo se retiraron y derivaron toda su producción en Booket. Tapas más finas, lomo excesivamente comercial -casi de quiosco- papel de peor calidad. Una pena, vamos.

Saludos.