Javier Sampedro.
Que la humanidad proviene de África es un hecho bien establecido, pero por dónde salió de allí es una conjetura. Como casi todos los accesos están bloqueados por el desierto del Sáhara, los expertos han supuesto hasta ahora que los primeros humanos sólo pudieron migrar hace 120.000 años por el corredor del Nilo. Pero geólogos británicos y libios acaban de demostrar que el Sáhara disfrutó en esa época de dos enormes ríos. Y nuestros ancestros estuvieron en la zona.
Había evidencias de que las lluvias aumentaron en el sur del Sáhara en el último periodo interglacial, entre 170.000 y 130.000 años antes del presente. Pero el equipo encabezado por Anne Osborne y Derek Vance, de la Universidad de Bristol, ha descubierto ahora que las condiciones fueron más húmedas, y alcanzaron mucho más al norte.
"Las imágenes por satélite muestran canales fluviales fósiles que cruzan el Sáhara en Libia", explica Osborne, "que fluyen desde la cuenca central sahariana todo el camino hacia el norte hasta el Mediterráneo. Nuestros análisis geoquímicos demuestran que esos canales eran ríos activos durante el último periodo interglacial, un importante flujo de agua en esa zona por lo demás tan árida". Los datos se adelantan en la edición electrónica de Proceedings of the National Academy of Sciences.
La cuenca central a la que se refiere la geóloga británica incluye la más alta cordillera del Sáhara, las montañas volcánicas del Tibesti, entre Chad y el sur de Libia. Los científicos han extraído conchas de moluscos que vivieron hace 120.000 años en los cauces saharianos para analizar su composición de isótopos, los distintos sabores en que vienen los átomos, que permiten inferir muchos datos sobre el medio en que vivieron aquellos animales.
El resultado es nítido. Las conchas de los canales tienen una composición isotópica muy distinta de las recogidas fuera de ellos. Pero llevan la marca inequívoca de su origen volcánico: vivieron en aguas emanadas de los manantiales del Tibesti, cientos de kilómetros al sur. También se parecen mucho al plancton fósil extraído junto a la costa Libia: la desembocadura de los antiguos ríos.
"Estas evidencias muestran que las lluvias monzónicas alimentaron ríos que se extendieron desde las montañas del Tibesti, a través del norte del Sáhara y hasta el Mediterráneo", afirma Vance. "Estos corredores rivalizaron con el Nilo como posibles rutas para las migraciones de los humanos modernos hacia las costas mediterráneas".
Las excavaciones arqueológicas de los últimos años apoyan las tesis de los investigadores británicos y libios. Fósiles humanos modernos y herramientas de piedra han aparecido a lo largo de toda la costa mediterránea africana, incluido el Sáhara. Algunos de estos yacimientos han sido datados en 90.000 años de antigüedad, o antes. Los estudios paleoclimatológicos recientes también indican que el Sáhara fue húmedo en el mismo periodo.
Sobre los orígenes de los humanos modernos quedan muchos puntos por aclarar. Los signos arqueológicos de una inteligencia humana plenamente actual -arte, rituales, pericia técnica, gran diversidad de herramientas- sólo tienen 50.000 años. Pero el soporte de toda esa creatividad, el cráneo humano moderno, ya existía hace 195.000 años en la actual Etiopía. Los científicos suelen denominar a estos y otros fósiles similares (con forma moderna pero más antiguos de 50.000 años) "humanos anatómicamente modernos". Las primeras evidencias de Homo sapiens fuera de África son unos esqueletos fósiles hallados en cuevas en el sur del actual Israel, datados entre 120.000 y 90.000 años antes del presente.
La idea de que los mecanismos cerebrales del lenguaje fueron responsables de la evolución de la humanidad moderna ha sido defendida por antropólogos como Richard Klein y lingüistas como Alec Knight, ambos de la Universidad de Stanford. Knight incluso ha presentado indicios de que ese habla ancestral de la humanidad pervive en los lenguajes click de los actuales bosquimanos del oeste y el sur de África, en los que muchas consonantes se pronuncian como chasquidos de la lengua y los labios.
Estos lenguajes se conocen genéricamente como Khoisan. Sus hablantes incluyen poblaciones tan separadas y aisladas entre sí como los Hadzabe de Tanzania (este de África) y los San de la región suroccidental del continente. La razón más probable es que el Khoisan fuera la lengua hablada por un antiguo pueblo que se extendió por toda África, y que otras expansiones de población muy posteriores colonizaron todo menos las regiones aisladas y dispersas en las que se sigue hablando hoy la lengua ancestral.
Según los datos de Knight, los Hadzabe y los San "están tan alejados como lo pueda estar una población humana de otra". La interpretación más simple de esos datos es que el Khoisan es heredero del lenguaje más antiguo de la historia de la humanidad. De ser así, se debió hablar junto a las riberas del Sáhara en el despertar de los tiempos.
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