Hace una semana que apresaron a este ideólogo de la Gran Serbia. La historia de su captura, en el barrio de Nuevo Belgrado, disfrazado o más bien camuflado bajo una identidad robada a un jubilado de la Vojvodina, ganándose la vida con la medicina natural, visitando bares nacionalistas que rendían culto al Karadzic original. De primeras, todo demasiado raro. ¿Por qué iba Karadzic a salir de Pale, ciudad de la República Sprska de Bosnia en donde vivía refugiado –bien acomodado- en las montañas? Allí aún disponía de su capital monetario, de la admiración de muchos y de la ayuda de unos pocos quienes, cuando veían llegar a la policía en su busca, daban la voz de alarma hacia lo alto de las montañas evitando así cualquier captura por sorpresa.
Mi escepticismo respecto a las condiciones de su captura se acrecienta cuando veo que ha sido Tadic –el europeísta- el responsable político de anunciarlo, y que nada se sabía en un principio de Kostunica. Este último se ha refugiado políticamente entre las filas de los nacionalistas serbios cada vez más nostálgicos de los días de la Gran Serbia, que no fueron otros más que aquellos en donde Yugoslavia estaba fuertemente anclada a la población serbia a pesar de contener otras 5 ó 6 repúblicas más. Curiosa manera de acabar políticamente con el que fuera la gran esperanza en los días de la caída de Milosevic en el año 2000. Es muy cierto que el entusiasmo del pueblo serbio con Kostunica se debía más a las ganas de sacarse de encima a Milosevic que al apoyo a un proyecto que, por otra parte, se ha demostrado hueco en el espacio y el tiempo.
En cualquier caso, Tadic anunció la captura y la entrega sin dilación del criminal de guerra al Tribunal de La Haya en donde se juzgan las causas de las guerras balcánicas. Si no hubiera habido tal rocambolesca historia con el Karadzic disfrazado y desconocido incluso para quienes convivían con él a diario, difícil se haría al gobierno de serbia explicar por qué no le habían entregado antes. Si confesaran que Karadzic ha estado todo este tiempo en Pale, disfrutando de la vida del poeta que dice ser –escribe poesía para los niños, como Gloria Fuertes- no se entendería el por qué de la entrega salvo como pago para iniciar las conversaciones de inclusión en la UE.
¡Ah! Que lo mismo es eso. Tadic, el europeísta, se saca de la manga a Karadzic, lo manda para La Haya y espera acontecimientos. Quizás le falte Mladic en el paquete, pero mejor mandar al ideólogo sólo protegido por los nostálgicos que mandar al que estaba en segunda fila que aún puede tener conexiones con los militares. Es un bonito cheque al portador pidiendo el ingreso en el club de Europa. El Consejo de Ministros de la Unión Europea, tras la detención y el anuncio de la entrega, sabe entender el por qué de estos movimientos serbios y se decide a hacer una declaración conjunta en la que se le felicita al estado serbio por sus esfuerzos y se le anima a seguir acercándose a la UE. Pero finalmente la declaración no es aprobada porque Holanda la paraliza. Para el gobierno holandés, que se vio inmerso en la matanza de Srebrenica por la que se va a juzgar también a Karadzic, no quiere hacer concesiones en esa torre de oro en la que se ha instalado cuando se habla de Bosnia, Serbia y todo lo que se les pueda relacionar. Para los holandeses, felicitar a Serbia por haber entregado a Karadzic es dar un paso atrás en su posición moral. Se han convertido en los guardeses de la moralidad balcánica asumiendo que, toda la moral que les faltó a sus cascos azules, la pueden recuperar ahora enrocándose más si cabe y haciendo política justiciera del espectáculo. Más les valdría superar sus traumas solitos y dedicarse a proveer las cárceles de La Haya de un sistema más seguro que evitara muertes tan sospechosas como la de Milosevic.
En este contexto, el Partido Radical serbio, nacionalista y admirador de la obra de Karadzic, ha vuelto a enarbolar la bandera del victimismo. Como dando la razón a aquel Kaplan profundamente etnocentrista que escribiera Fantasmas Balcánicos –y cuyo título domina esta serie sobre los Balcanes pretendiendo ser más irónico que fiel a la idea de Kaplan-, se justifican los crímenes de Karadzic aduciendo que “los croatas mataron más”, se manifiestan en Belgrado causando más destrozos que movilizaciones y amenazan de muerte a los dirigentes políticos que han tenido que ver en la entrega de Karadzic –lo que no es moco de pavo, ya lograron acabar con la vida de un Primer Ministro en 2003. No me extraña que la mayoría de la población serbia esté más harta que ilusionada o escéptica ante sus políticos. Seguro que si la población serbia viera cuánto pueden hacer juntándose un poco, sus políticos temblarían al ver cómo se les caen los mitos fundacionales de sus ideologías –y esto vale para los nacionalistas y para los europeístas.
Pero, pese a quien pese, Karadzic ya ha viajado a La Haya. En la misma noche de la manifestación, sin la palmadita de apoyo en la espalda de Tadic de la Unión Europea, guardando las formas en cuanto a su captura y encerando la sala del Tribunal en el que habrá de ser juzgado. Porque sí, asómbrense, todo esto se hace por y para la justicia. ¿Qué dónde se había quedado ésta? Eso mismo nos preguntábamos muchos desde hace tiempo. La tan famosa Carla del Ponte, fiscal que acusaba a Slobodan Milosevic hasta la muerte de éste, abandonó el Tribunal con la intención de denunciar lo que ha denunciado en un libro: que la Justicia de La Haya ni es justicia ni es nada. Que lo importante en ese Tribunal es guardar las formas de cara a la galería. Que los presos, supuestamente enfrentado por odios ancestrales –gracias, Kaplan- son íntimos y comparten cigarrillos y risas, que los procesos allí instruidos sirven más para limpiar las conciencias occidentales –Holanda, de nuevo- que para restituir a las víctimas.
¿A quién extraña todo esto? Que una Guerra Civil se transforme en un ridículo mundial al pretender juzgar los hechos en una base supuestamente imparcial, pero ajusticiando sólo a quienes perdieron la guerra –los dirigentes occidentales que tanto mal hicieron disfrutan de sus premios, conferencias y nominaciones-, es algo que no creo que sorprenda mucho. En Ruanda, otro lugar en el que se cubrió de gloria la Comunidad Internacional –signifique lo que signifique esto-, la lección ha sido más bien otra. Sus crímenes están siendo juzgados con ayuda de la antropología social, reinstaurando sistemas tradicionales de justicia tales como las Gacacas (pronúnciese Gachacas) y sin olvidar que cada sociedad tiene su propia manera de pasar páginas en sus hechos traumáticos. Si hacemos caso del fantasmagórico y equivocado Kaplan, la manera de ajusticiar en los Balcanes no es otra que dejándolo estar, asumiendo las pérdidas cada uno, victimizándose y vanagloriándose de cada derrota o victoria, y siguiendo con una vida llena de sentido. Quizás sea mejor manera que la de la justicia-espectáculo y las detenciones-mensajes que hoy vivimos y sufrimos. Pero seguro que sería menos ridículo.
Comentarios
No sé si este goteo de detenciones, "ligeramente" discrecional, sirve para alimentar aquello de "buscar justicia dónde la haya", pero, aparte de tener a los Balcanes con sobresaltos, parece que sean golpes de efecto (discontinuos y con cierto anacronismo tardío) para que el Tribunal Penal Internacional no parezca un funcionario zángano y, de tanto en tanto, alguien en Occidente se apunte un tanto. Mientras Kostunica se debe preguntar quién le mandaría realmente abandonar su tranquilo despacho de la universidad.
No obstante, ya esta bien que estos "heroes de guerra" pasen por este tipo de instalaciones penitenciarias. Lástima que estén tan solos (hay tantas popularidades!). Supongo que se lo toman con calma para evitar overbooking...
Greetings
Gracias.
Lo de los Paises Bajos es para mear y no echar ni gota; ahora querrán salvar a los bosnios con carácter retroactivo...
Por lo que se refiere a la fiscal Carla del Ponte, las "revelaciones" de su último libro no sé muy bien cómo interpretarlas, porque lo cierto es que ella sería una de las principales responsables de lo que denuncia; si alguien ha hecho "justicia-espectáculo" ha sido ella. Entre sus acusaciones, además, estaba, si no recuerdo mal, la acusación a altos dirigentes de la nueva sucursal (digo, Estado) de Kosovo de estar involucrados en el tráfico de órganos y asesinato de presos serbios. Veremos si alguien mueve ficha.
Lo dicho: el TPI necesita que le tomen un poco en serio.
Por cierto, me ha parecido brillante el comentario de la noticia y sólo quería apuntar la sensación de haber visto ya parte de este espectáculo (¡qué bien traída la palabra!).
Fíjense en las similitudes con Irak, un dictador bien malo cogido por los buenos; un suceso que ocurre después de mucho tiempo en buscarlos; lo cual supone que ambos tengan mucha barba, se hagan viejos y aparentemente desvalidos e inermes; una imagen que se explotará para mayor humillación de los malos en las teles de los buenos.
Seguramente este sea un apunte bastante tonto pero también me acordé de la entrevista en Babelia a Boris Groys y del pequeño análisis que allí hace respecto al espectáculo y al espectador. Recomiendo su lectura(¿y quizá algún comentario por aquí de sus libros?) y cómo se puede relacionar con este nuevo triunfo de Occidente con mayúsculas.
P.D. Hay dos niños dando por saco en la librería, quizá hoy el tono es más ácido que de costumbre. ¡Herodes, ven a mí!
Saludos.
reverendo, tal cual debe de ser la escena. Tengo ganas de leer el libro de Drakulic (No matarían ni una mosca) donde al parecer habla de esto. Y si me das a elegir... siempre Estrella Roja.
Kilgore, espero que tu comentario en este post sirva para descargar la ira que te debe de producir comentar la noticia con tu compañero de piso ;)
En cualquier caso, muy acertado comentario. Ahora todos los malos llevan barba. Saddam, Radovan, el Solitario... ¡Qué será lo que tiene el negro!
PD. ¿Niños en una librería de economía? Mejor me centro en Boris Groys.
Un saludo a los tres.
Mira, no había pensado en el Solitario! Ya sé que no está bien decirlo, pero me va pareciendo un tipo cada vez más curioso... Eso sí, es un claro caso de otro que quiere ser el espectáculo en vez del espectador. Y sí, por favor, centrémonos en Groys, me acabo de pedir su libro, por cierto.
P.D: Los niños se acaban de largar, muy poco antes del cierre, pero dejándome evidentes secuelas físicas (he envejecido en hora y media 15 años) y sobre todo psíquicas.
Saludos a todos
En la guerra de los Balcanes, sin embargo, se podía (y de hecho se ha hecho en algunos casos, aunque menos de los debidos) juzgar a croatas o bosnios sin que ello supusiese un descrédito para las potencias occidentales.
En Ruanda se recuperó el tradicional sistema de las Gaçaças (sic) que consistía en una lectura de los crímenes por parte de los damnificados y delante del acusado. De lo que se trataba -y se conseguía- era de poner al criminal en la situación del otro, del dolido. Y viceversa. Por lo general, era un sistema suficientemente válido para curar esa herida social y poder pasar página, pues es un sistema muy interiorizado por los ruandeses (aunque sin generalizar). La Gaçaça nunca podía realizarse si había crímenes de sangre.
Espero haber podido solventar alguna duda. Aunque hace algún tiempo que no les sigo la pista a este sistema.
¡Abrazos!