La Mano de la Buena Fortuna, de Goran Petrovic

¡Sois las cinco personas que conoceré en el infierno! Esta broma, incluida en el capitulo-película de Los Simpson provoca en quien se ría una doble sensación. Por un lado, entenderla es un acto de carcajada segura. Por otra, tras comprobar que nadie en la sala –o casi nadie- se ha reído con ella o ni siquiera la recuerda, la broma se convierte en la constatación de que uno ha leído más de lo que socialmente debería. De que los libros, esos fajos de páginas escritos por alguien, impiden muchas veces relacionarse con las personas, esos fajos de historias que no tienen por qué tener un sentido. Bueno, generalmente no lo tienen.

El acto mismo de la lectura aísla al lector del resto del mundo e impide la comprensión de sus experiencias por parte de los demás. Es un acto tremendamente individualista que provoca la necesidad de compartir con los demás aquellos pensamientos que la lectura nos suscita. Generalmente, la necesidad de transmitir las sensaciones que acuñamos con una lectura se traducen en el impulso de regalar un libro. Provocar o incitar a sentir lo mismo que nosotros sentimos por un libro que leímos, o esperar que la persona reciba las mismas sensaciones que pensamos que nosotros tendríamos de haberlo leído. Por eso mismo existe este blog y tantos otros, por eso mismo existe la serie de Literatura antibelicista, por eso existe esta entrada o la serie que inaugura la misma, la de Autores Balcánicos. Y aunque sigamos pensando que debimos haber hecho justicia histórica y lanzar la serie con Un puente sobre el Drina de Ivo Andric, La Mano de la Buena Fortuna se disfruta tanto que nunca nos sentiremos avergonzados por que sea ella la que abra el camino.

Goran Petrovic es un bibliotecario serbio de 41 años. Su biblioteca no es una biblioteca cualquiera sino que él custodia los libros almacenados en el monasterio de Zica situado en el corazón de Serbia, en la ciudad de Kraljevo. Allí, en ese Monasterio, la Iglesia Ortodoxa serbia estableció su sede principal tras la ruptura de las Iglesias en 1210. Comenzó a construir el lugar Stefan Prvovencani, hijo de Stefan Nemanja, y fue finalizado por su hermano, San Sava. Pero Goran no sólo se dedica a custodiar sus centenarias obras. Acompañado de los rituales ortodoxos, de los lamentos de los ministros de Dios en la tierra, él además ha decidido compartir sus secretos con nosotros. Goran, no se lo cuenten a nadie, es escritor y oculta en su novela un mensaje muy importante que ha de ser transmitido, un gran secreto que quizás pueda destruir el mundo tal y como lo conocemos.

Así visto, Goran podría ser el mejor de los protagonistas. Un guardián de libros con un secreto demoledor que revelar. Sin embargo, el rol de Goran es otro. Goran Petrovic es el autor de este precioso libro titulado La Mano de la Buena Fortuna, por el que ganó el Premio NIN de las letras serbias, la Champions League de todos los premios literarios serbios ya ganado por autores como Milorad Pavic, Aleksandar Tisma o el gran Danilo Kis.

Goran decidió situar como protagonista principal de su libro al propio hecho de leer. La lectura forma parte de la gran aventura de esta novela y en ella reside el secreto de toda la estructura. Hacer de un verbo el protagonista principal y sin igual de una historia conlleva varias decisiones, algunas tan delicadas como la de alcanzar el reto de la metaliteratura llegando a proponer un libro al cargo de actor principal.

La tesis de la novela, que no es una novela de tesis, permite comprobar que leer es un gusto sólo permitido a los más avezados. Se puede leer de corrido, casi sin detenerse en aquellos matices que se escapan porque el escritor los situó justo al lado, para que no nos diéramos cuenta. Y se puede leer como propone Goran Petrovic y prepararse –literalmente- para el viaje que propone la lectura, siendo cuidadosos de dónde ponemos el pié y en qué lugar torcemos la esquina. Previendo el fin del capítulo en la página siguiente o asombrándonos por la interminable secuencia que acabamos de presenciar.

Ese actor principal es un libro titulado Mi legado y escrito por Anastas Branica. Fue un libro escrito con sumo cuidado, con la recolección de todas las palabras adecuadas para cada momento, con la intensidad justa en las importantes decisiones y conocedor de todo cuanto puede emocionar. Goran Petrovic nos cuenta la ardua tarea de la escritura del mismo y la peculiar forma de finiquitarlo poco después del fin de la Gran Guerra. Al tiempo nos traslada a los días más actuales, donde el libro toma otra significación y nos permite conocer a otro tipo de gente. Un libro como este, nos dice Goran, no es el mismo libro siempre, sino que cambia según sean sus lectores unos u otros. Puede unir a las personas, puede separarlas, puede desaparecerlas, enamorarlas. Puede hacerlas creer que ellas son las dueñas del libro, puede emitir un sentimiento de colectividad frente a la propiedad de sí mismo. Un libro, en concreto este Mi legado, escrito por un escritor novel que se ahogó en el Danubio poco después de leer su primera y última crítica literaria, puede tener tantas vidas como lectores. Un libro, es una biblioteca entera. Como esa que sin duda debe custodiar Goran Petrovic en su Kraljevo natal pero que ahora nos deja ver a todos. Jamás un libro cambió tanto los significados de los siguientes.

Este libro que hoy destripamos no sólo es capaz de emocionar. Es, como Mi legado, un libro capaz de unir a las personas unas con otras. Capaz de transmitir esa necesidad de comunicar las emociones que el hecho de la lectura te ha provocado y que, casi puerilmente, el lector lo coloque allá en donde quiera transmitir algo que lleva dentro. Es, en definitiva un legado que una de tantas personas con las que te cruzas me pasó una mañana. Y es, por conclusión, todo eso que te empeñas en transmitir a las personas que gustan por leer.

La Mano de la Buena Fortuna –brillante título, por cierto- es además un libro de tal complicidad literaria con el lector que una mala edición podría haber quebrado ese sentimiento. Sin embargo el editor ha logrado saber transmitir la magia del realismo literario de Petrovic y provocar momentos de ternura entre el libro en sí mismo y el lector. Debemos agradecer, entonces, a la editorial Sexto Piso su tremenda labor. Una editorial, por cierto, digna de ser ojeada de vez en cuando por la peculiaridad de sus títulos. Confieso que muchas de sus propuestas no son de mi agrado, al menos desde el inicio, pero su presentación es tan sugerente que anima a acercarse a la librería a comprobar in situ las cualidades de la novedad del mes. Sólo un reproche que hacer a la parte española de esta editorial hispanomexicana. Publiquen de una vez la otra novela de Petrovic traducida al castellano, Atlas descrito por el cielo, porque no todos podemos hacernos un viajecito a México cada vez que queramos hacernos con un ejemplar. Sin duda en esta obra de Petrovic se esconden lectores muy interesantes de conocer.

Comentarios

eva ha dicho que…
Como sabes, estoy a medio vivir este libro. Me encanta cómo lo describes, y sí, creo que el secreto que Petrovic cambiará el mundo. Por lo menos mi mundo.

Estoy absolutamente entregada al estilo firme, tierno y directísimo de La Mano de la Buena Fortuna. Desde la primera página. Sonriendo sin parar.

Bonita reseña de un libro precioso, y con un enlace a Moliner incluído, que parece simular estos hechos que el autor ha situado justo al lado de la trama, para que no nos dieramos ni cuenta... sólo para los lectores más avezados. jeje.

Me uno a este hurra para el editor que cazó las subtilezas y le supo dar forma a la versión en castellano: hip, hip...
el_situacionista ha dicho que…
En tu caso es que eres un público entregado. Me alegro de que te esté gustando tanto como pensaba.
scouser ha dicho que…
Verdad que hay ganas de leer Atlas descrito por el cielo? Yo pregunté a la editorial y me dijeron que en otoño de 2007 salía, y sigo esperando. Sólo leer la sinopsis en la página web se me pone la piel de gallina, pensando que puede ser tan bueno como esta Mano de la Buena Fortuna.
Con este libro, me parecía saborear cada una de sus frases, y había veces que tenía que parar para poder disfrutarlo por completo. Una pequeña joya.
apostillas literarias ha dicho que…
Este libro es de los más hermosos que he leido. Sexto piso (no es una editorial hispano-mexicana, es solo mexicana con sucursal en España) tiene excelentes títulos.

Después de leerlo, nunca se deja de pasear por los jardines cuidados esmeradamente por Pokimica...
scouser ha dicho que…
ha llegado, ya esta aquí... por fin han publicado Atlas descrito por el cielo... mañana lo empiezo...